La Estrella de Navidad
Había una vez, una familia de estrellas brillantes que habitaban en el cielo, un día nació una estrellita muy pequeñita y menuda.
Las estrellas del cielo le dijeron:
- Aunque brilles con todas tus fuerzas, nadie podrá apreciar nunca tu belleza porque eres muy pequeña.
Sin embargo, desde el cielo un niño hermoso pudo apreciarla y elegirla para adornar el día de su nacimiento y alumbrar a todo su pueblo.
Así le puso por nombre La estrella de Belén.
La pequeña estrella se puso muy feliz al alumbrar por siempre el día más maravilloso del año, la estrella de navidad.
Desde entonces sólo los pequeñitos al tener un corazón puro pueden apreciar su belleza
El consejo de Papá Noel
En la víspera de Navidad se encontraba papá Noel revisando sus listas y envolviendo los regalos con un hermoso papel dorado.Así, colocaba con cariño en sus cajas los juguetes que iba a regalar. Y mientras lo hacía se ponía a imaginar las caritas felices y sonrientes de los pequeños y pequeñas que los esperaban con gran ansiedad.
Papá Noel le daba a cada juguete estas instrucciones precisas y consejos sabios:
“Mis dulces ositos de peluche, recuerden que siempre deben estar atentos, en especial cuando cae la noche, pues deberán ahuyentar toda sombra o espanto y darle a los pequeños suaves abrazos y susurrarles arrullos para que tengan sueños tranquilos, divertidos y brillantes”.
“Y ustedes, soldaditos de plomo y de madera, no se olviden de proteger con orgullo las puertas y ventanas en las habitaciones de sus nuevos dueños, no permitan que entre ningún enemigo, ni ratones metiches o gatos, ni fantasmas babosos ni nadie de corazón oscuro”.
“A las hermosas muñequitas con sus lindos vestidos, les pido que cada tarde al tomar el té, les enseñen a las niñas a ser dulces y gentiles, que nunca se olviden de ser damitas elegantes, inteligentes y valientes, díganle a mis pequeñas que todas, absolutamente todas son princesas … incluso aquellas que juegan al fútbol, al rugby o que siempre usan pantalón”.
Aquella noche papá Noel aconsejó a cada juguete, todos, desde muñecas hasta balones, soldaditos, canicas, ositos, dinosaurios, bicicletas, patines y todo lo que puedas imaginar, para que cada juguete pueda darte mucha felicidad. Porque Papá Noel quiere que todos los niños y las niñas estén contentos y seguros y que sean todos protegidos y amados.
Así que recuerda que esta Navidad, cuando abras tus regalos, no sólo recibirás tus juguetes anhelados, sino también los dulces pensamientos de alguien que te quiere y te quiere feliz de verdad.
La Navidad del Almendro Coral
Había una vez un almendro llamado Coral, que vivía a las afueras de una pequeña ciudad deCosta Rica, en Centroamérica.
Coral estaba plantado en el jardín de una casa, donde vivía una familia con un niño llamado Oscar.
Alrededor de Coral había plantados unos cuantos pinos, que la familia utilizaba como árboles de Navidad, transplantando al salón un pino cada año.
Pero Coral se sentía mal porque nunca contaban con él para ser árbol de Navidad…
El resto de pinos que vivían alrededor de él, le decían: “Coral, tú eres un almendro, y los almendros en Navidad no están en flor… por eso nunca podrás ser un autentico árbol de Navidad..”
Un día, el pino más sabio del jardín, le dijo: “el día que florezcas en Navidad serás el protagonista para estas fechas tan señaladas“.
Oscar, el niño de la casa, que estaba escuchando lo que el sabio pino le decía al almendro, pensó en cómo se estaría sintiendo el almendro al saber que nunca florecerá en Navidad… y decidió hacer algo.
Mientras tanto, Coral, se esforzó mucho tratando de dar la flor cada vez más tarde, pero no podía controlarlo…, era la naturaleza la que imponía esa tortura para él.
Un buen día, después de haber dormido a pierna suelta durante toda la noche,Coral abrió los ojos y se encontró en el salón de la casa, transplantado en una gran maceta, y con muchas bolas de Navidad colgando de él…
El almendro Coral pensó: “Debo estar soñando, esto no puede ser verdad. Soy un árbol de Navidad!!!”
“Pero, ¿cómo es posible que tenga flores y estemos en Navidad?”
No comprendía lo que le estaba pasando, hasta que Oscar, el niño de la casa, le dijo que no estaban en Navidad, que era Agosto y que estaban en la nueva Navidad del almendro que él mismo se había inventado.
Así, todos los años a partir de aquel, en aquella casa se celebró la Navidad del almendro Coral, para que el almendro también pudiera disfrutar de una Navidad especial para él.
Esta Navidad sólo duraba un día, pero para el almendro era suficiente para sentirse feliz, y se lo agradeció toda su vida al niño de la casa, Oscar.
Había una vez un niño que se llamaba Jorge, su madre María y el padre Juan. En el día de los Reyes Magos se pidió más de veinte cosas. Su madre le dijo: Pero tú comprendes que… mira te voy a decir que los Reyes Magos tienen camellos, no camiones, segundo, no te caben en tu habitación, y, tercero, mira otros niños… tú piensa en los otros niños, y no te enfades porque tienes que pedir menos.
El niño se enfadó y se fue a su habitación. Y dice su padre a María: Ay, se quiere pedir casi una tienda entera, y su habitación está llena de juguetes.
María dijo que sí con la cabeza. El niño dijo con la voz baja: Es verdad lo que ha dicho mamá, debo de hacerles caso, soy muy malo.
Llegó la hora de ir al colegio y dijo la profesora: Vamos a ver, Jorge, dinos cuántas cosas te has pedido.
Y dijo bajito: Veinticinco. La profesora se calló. Cuando terminó todos se fueron y la señorita le dijo a Jorge que no tenía que pedir tanto. Cuando sus padres se tuvieron que ir, Jorge cambió inmediatamente la carta, aunque se pidió quince cosas. Cuando llegaron sus padres les dijo que había quitado diez cosas de la lista. Los padres pensaron: Bueno, no está mal.
Y dijeron: ¿Y eso lo vas a compartir con tus amigos?
Jorge dijo: No, porque son míos y no los quiero compartir.
Se dieron cuenta de que no tenía ni Belén ni árbol de Navidad. Y fueron a una tienda, pero se habían agotado. Fueron a todas partes, pero nada. El niño mientras iba en el coche vio una estrella y rezó esto: Ya sé que no rezo mucho, perdón, pero quiero encontrar un Belén y un árbol de Navidad. De pronto, se les paró el coche, se bajaron, y se les apareció un ángel que dijo a Jorge: Has sido muy bueno en quitar cosas de la lista así que os daré el Belén y el árbol. Pasaron tres minutos y continuó el ángel: Miren en el maletero y veréis. Mientras el ángel se fue. Juan dijo: ¡Eh, muchas gracias! Pero, ¿qué pasa con el coche? Y dijo la madre: ¡Anda, si ya funciona! ¡Se ha encendido solo! Y el padre dio las gracias de nuevo.
Por fin llegó el día tan esperado, el día de los Reyes Magos. Cuando Jorge se levantó y fue a ver los regalos que le habían traído, se llevó una gran sorpresa. Le habían traído las veinticinco cosas de la lista. Enseguida, despertó a sus padres y les dijo que quería repartir sus juguetes con los niños más pobres.
Pasó una semana y el niño trajo a casa a muchos niños pobres. La madre de Jorge hizo el chocolate y pasteles para todos. Todos fueron muy felices. Y colorín, colorado, este cuento acabado
El niño se enfadó y se fue a su habitación. Y dice su padre a María: Ay, se quiere pedir casi una tienda entera, y su habitación está llena de juguetes.
María dijo que sí con la cabeza. El niño dijo con la voz baja: Es verdad lo que ha dicho mamá, debo de hacerles caso, soy muy malo.
Llegó la hora de ir al colegio y dijo la profesora: Vamos a ver, Jorge, dinos cuántas cosas te has pedido.
Y dijeron: ¿Y eso lo vas a compartir con tus amigos?
Jorge dijo: No, porque son míos y no los quiero compartir.
Se dieron cuenta de que no tenía ni Belén ni árbol de Navidad. Y fueron a una tienda, pero se habían agotado. Fueron a todas partes, pero nada. El niño mientras iba en el coche vio una estrella y rezó esto: Ya sé que no rezo mucho, perdón, pero quiero encontrar un Belén y un árbol de Navidad. De pronto, se les paró el coche, se bajaron, y se les apareció un ángel que dijo a Jorge: Has sido muy bueno en quitar cosas de la lista así que os daré el Belén y el árbol. Pasaron tres minutos y continuó el ángel: Miren en el maletero y veréis. Mientras el ángel se fue. Juan dijo: ¡Eh, muchas gracias! Pero, ¿qué pasa con el coche? Y dijo la madre: ¡Anda, si ya funciona! ¡Se ha encendido solo! Y el padre dio las gracias de nuevo.
Por fin llegó el día tan esperado, el día de los Reyes Magos. Cuando Jorge se levantó y fue a ver los regalos que le habían traído, se llevó una gran sorpresa. Le habían traído las veinticinco cosas de la lista. Enseguida, despertó a sus padres y les dijo que quería repartir sus juguetes con los niños más pobres.
Pasó una semana y el niño trajo a casa a muchos niños pobres. La madre de Jorge hizo el chocolate y pasteles para todos. Todos fueron muy felices. Y colorín, colorado, este cuento acabado
No hay comentarios:
Publicar un comentario